miércoles, 10 de octubre de 2012

DEWA SAN

Nuestro siguiente destino era Dewa San. Se trata de una peregrinación sintoísta que enlaza tres montañas, que representan el nacimiento, la muerte y la reencarnación y que se llaman Haguro-san, Gas-san y Yudono-san. El punto de partida más cercano es la ciudad de Tsuruoka, en donde nos encontramos con el gran reto de interpretar esos símbolos del idioma japonés que realmente parecen indescifrable
. Aquí no hay ni una pista de idioma cristiano, ni una indicación , ni siquiera una sugerencia, así que hay que buscarse la vida para ver que autobús hay que coger, a que hora y demás asuntos prácticos. Empezamos por Haguro-san, es un recorrido muy bonito, lleno de escaleras y rodeado de templillos y de cedros, es una subida realmente preciosa, para coronar en un conjunto de monasterios, santuarios y demás muy especial.
De ahí teníamos que coger un autobús hasta el siguiente monte, el Gas-san, porque no se puede enlazar de otra manera. Pero, después de mucho investigar y preguntar conseguimos saber que ese acceso está cerrado ya a estas alturas del año ( y aquí cuando dicen que algo está cerrado es que te quitan hasta las indicaciones para poder). La única solución que nos queda es ir a la última parte del camino, Yudono-san, para verlo y ver si desde allí podemos acceder al Gas-san. Está resultando un día de auténtico descubrimiento del Japón profundo, no hacemos más que pasar por pequeñísimos pueblos y subir cada vez más arriba hacia la montaña. Llegamos a Yudono-san, donde nos recibe la tori gigante , el entorno es espectacular, una naturaleza impresionante rodeada de templos, estatuas y demás, todo trasmite una espiritualidad muy especial.
En Yudono-san podemos ver el santuario que consiste en una gran piedra en donde el paso del agua sulforosa la ha convertido en color naranja, antes de entrar, el monje de turno nos bendice y dejamos un papelillo navegando en un pequeño arroyito en donde se supone que viajarán nuestras peticiones. El rito exige subir descalzo a la gran piedra y bordearla . La verdad es que todo es muy espiritual , aunque los monjes te sacan pelas para todo como en todas las religiones. Desde aquí también conseguimos averiguar que no se puede subir a Gas-san. Es una pena no haber podido hacer el recorrido completo tal y como teníamos pensado, pero la verdad es que ha sido un sitio muy especial que merece la pena visitar y que transmite una paz increíble.

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